Hawking's Warning
Por Stephen Hawking
Ahora que he cumplido las tres veintenas más 10, espero que me
perdonen por pensar en mi vida pasada y en el modo en que nuestra
comprensión del estado del Universo ha cambiado.
También intentaré mirar hacia el futuro, más allá del horizonte actual. (...)
En 1950, el lugar de trabajo de mi padre pasó a estar en el extremo
norte de Londres, así que mi familia se trasladó cerca de allí, a la
ciudad catedralicia de St. Albans.
Mis padres compraron una gran casa victoriana con algo de carácter
pero St. Albans resultó ser un lugar un tanto aburrido y conservador
comparado con Highgate. En Highgate, nuestra familia parecía bastante
normal, pero en St. Albans creo que seguramente nos consideraban unos
excéntricos.
Mi padre pensaba que no podíamos permitirnos un coche nuevo, de modo
que compró un taxi de Londres de antes de la guerra y entre los dos
construimos un barracón que servía de garaje. Los vecinos estaban
indignados, pero no podían detenernos. Como la mayoría de los chicos, me
sentía avergonzado por mis padres.
Pero a ellos nunca les preocupó. Pienso que aprendí algo de ellos
porque, en épocas posteriores de mi vida, a menudo he propuesto ideas
que han indignado a mis compañeros.
Cuando inicialmente nos trasladamos a St. Albans, me enviaron a la
Escuela Superior Femenina, que a pesar de su nombre, aceptaba a niños
hasta los 10 años, pero más tarde fui a la Escuela St. Albans. Nunca
estuve muy por encima de la media de la clase (era una clase muy
inteligente).
Mi aula estaba muy desordenada y mi caligrafía era la desesperación
de mis profesores. Pero mis compañeros de clase me pusieron el apodo de
Einstein, así que supongo que vieron indicios de algo mejor.
Cuando tenía 12 años, uno de mis amigos apostó con otro una bolsa de
caramelos a que yo nunca llegaría a nada. No sé si esta apuesta llegó a
pagarse ni, en tal caso, en qué sentido se decidió. (...)
En octubre de 1962, cuando llegué a Cambridge, al DAMTP, el
departamento de matemáticas aplicadas y física teórica, tenía 20 años.
Había solicitado trabajar con Fred Hoyle, el astrónomo británico más
famoso de la época. Digo astrónomo porque la cosmología apenas era
reconocida entonces como una disciplina legítima. Sin embargo, Hoyle
tenía ya suficientes alumnos, así que me llevé un gran chasco cuando me
asignaron a Dennis Sciama, de quien no había oído hablar.
Pero menos mal que no estudié con Hoyle, porque me habría visto
arrastrado a defender su teoría del estado estacionario, una labor que
habría sido más difícil que salvar el euro. (...)
Hace no mucho, escribí un nuevo libro, El gran diseño, con Leonard
Mlodninov, para intentar abordar algunos problemas que quedaron sin
resolver en Breve historia del tiempo.
Vemos que las leyes de la ciencia describen cómo se comporta el
Universo, pero para comprender el Universo del modo más profundo,
también tenemos que comprender el porqué.
¿Por qué hay algo en lugar de nada?
¿Por qué existimos?
¿Por qué este conjunto concreto de leyes y no algún otro?
Creo que la respuesta a todas estas preguntas es la Teoría de
Cuerdas. La Teoría de Cuerdas es la única teoría unificada que tiene
todas las propiedades que pensamos que debería tener la teoría final.
No es una teoría en el sentido habitual de la expresión, sino toda
una familia de teorías diferentes, cada una de las cuales es una buena
descripción de las observaciones solo en cierto rango de las situaciones
físicas. La Teoría de Cuerdas predice que se crearon una gran cantidad
de universos de la nada.
Estos universos múltiples pueden surgir de forma natural de las leyes
físicas. Cada universo tiene muchas historias posibles y muchos estados
posibles en épocas posteriores, es decir, en épocas como la actual,
mucho después de su creación.
La mayoría de estos estados serán bastante diferentes del Universo
que observamos y bastante poco idóneos para la existencia de cualquier
forma de vida. Solo unos pocos permitirían que existiesen criaturas como
nosotros.
Por consiguiente, nuestra presencia selecciona, de ese inmenso
conjunto, únicamente aquellos universos que sean compatibles con nuestra
existencia. Aunque somos raquíticos e insignificantes en la escala del
cosmos, esto nos convierte, en cierto sentido, en señores de la
creación.
Sigue habiendo esperanzas de que veamos la primera prueba de la
Teoría de Cuerdas en el LHC, el acelerador de partículas situado en
Ginebra.
Desde el punto de vista de la Teoría de Cuerdas, solo estudia las
energías bajas, pero podríamos tener suerte y ver una señal más débil de
la teoría fundamental, como la supersimetría. Pienso que el
descubrimiento de compañeras supersimétricas de las partículas conocidas
revolucionaría nuestra comprensión del Universo.
No siento lo mismo respecto al bosón de Higgs, razón por la que
apuesto 100 dólares a que no lo encontrarán en el LHC. La física sería
mucho más interesante si no lo encontrasen, pero ahora da la impresión
de que podría perder otra apuesta. (...)
Los avances más recientes en la cosmología se han logrado a partir
del espacio, donde hay visiones ininterrumpidas de nuestro inmenso y
hermoso Universo. Pero también debemos seguir yendo al espacio por el
futuro de la humanidad.
No creo que sobrevivamos otros mil años sin escapar de nuestro frágil
planeta. Por tanto, quiero fomentar el interés público por el espacio y
yo mismo he estado entrenando por adelantado.
Así que permítanme terminar con una reflexión sobre el estado del
Universo. Ha sido una época gloriosa en la que vivir e investigar en
física teórica. Nuestra imagen del Universo ha cambiado muchísimo en los
últimos 40 años y me siento feliz si he aportado mi granito de arena.
El hecho de que nosotros, los humanos, que también somos meros
conjuntos de partículas fundamentales de la naturaleza, hayamos sido
capaces de acercarnos tanto a la comprensión de las leyes que nos
gobiernan a nosotros mismos y nuestro Universo es un gran triunfo.
Quiero compartir mi emoción y entusiasmo por esta búsqueda.
Así que acuérdense de mirar hacia las estrellas y no hacia sus pies.
Intenten encontrarle un sentido a lo que ven y pregúntense por aquello
que hace que exista el universo. Sean curiosos.
Y por muy difícil que pueda parecerles la vida, siempre hay algo que
pueden hacer y en lo que pueden tener éxito. Lo importante es que no se
rindan.
Gracias por escucharme.Stephen Hawking
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